A Jesús Cantera
Hablar de la actitud poética de Georges Bataille requiere partir de su texto L’Impossible publicado quince años antes con el título Haine de la poésie. En él consideraba el autor que sólo el odio tenía acceso a la verdadera poesía, que la fuerza y el sentido de la poesía se daban sólo en la violencia y en la rebelión, y que la poesía sólo expresaba dicha violencia evocando lo Imposible. Nadie comprendió ese primer título cuya ambigüedad —es de suponer, pues el autor no dice nada al respecto— podía hacer pensar más que en el carácter agresivo de la poesía, en la poesía como objeto de odio. La segunda elección, lejos de aclarar algo, le pareció quizás más en consonancia con la defensa de la poesía en la que basa su concepto de la literatura y el mal.
Sin embargo—y es en lo que quisiera profundizar— el primer titulo del libro al que me estoy refiriendo Odio de la poesía se corresponde totalmente al gesto «poético» de Bataille: odia la poesía desde una actitud intelectual, desde un acercamiento teórico a la poesía. Odia la poesía desde el momento en que renuncia al mundo y al lenguaje. La definición de la empresa poética como un Imposible es más bien la imposibilidad de Bataille de escribir y de vivir el mundo y el lenguaje.
¿Y cómo se sitúa Bataille con respecto a la poesía?
En su lectura de Baudelaire, contenida en La litérature el le mal respuesta al ensayo de Sartre, identifica la elección del poeta maldito con la esencia de la poesía y con el propio destino del hombre. Separando el mundo prosaico de la actividad y el mundo de la poesía, define lo poético asimilándolo a lo «místico» de Cassirer, lo «primitivo» de Lévy-Bruhl y lo «pueril» de Piaget, por la relación de participación del sujeto en el objeto. Esta fusión del sujeto y el objeto, del hombre y el mundo puede intentarse o no, pero no puede contarse. Los poetas mienten, dice Bataille recordando a Zarathoustra. La síntesis del ser y la existencia, buscada por la poesía, hace de ésta última el reino de lo imposible y de la insatisfacción. Lo que para Sartre constituía la miseria del poeta de Les Fleurs du mal, ese deseo absurdo de unir objetivamente el ser y la existencia, en el destino de cada poeta y de cada ser humano. Pero el sentido negativo de la poesía no es muy diferente en una u otra argumentación.
Rechazo y rebelión sustentan la postura de Bataille que se traduce en un verdadero gesto «contra». Dicho gesto sólo puede definirse dentro de un contexto ideológico en continua mutación. El surrealismo, el comunismo de oposición, la fascinación por lo sagrado así como el anticristianismo, constituyen las tendencias entre las que el escritor se mueve y donde va a perfilarse su actividad.